El comienzo de la maravilla

 
 
 

 

Estamos viendo la talla del toro que se coloca a la derecha de la deidadFirmemente apoyado en la tierra, todavía no inmune a los remolinos de la vida, come  pero mira con cuidado y prevención lo que ingiere. Sus dientes son de puro marfil. El lazo que lo circunda lo limita, siente que el yugo es liviano  pero no pierde la presencia de ese hilo conductor que si bien lo restringe,  también lo conduce a un puerto donde encuentra mayor gozo y felicidad.

 

Su ojo derecho mira con suma atención  mientras que su ojo izquierdo aparece con su cuenca vacía. La visión interna a remplazado a la externa.